LA REAVILITACIÓN.
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Entre la localidad de Frontera, al norte de Brasil, y San Antonio Oeste, una playa cercana a Viedma, hay 8200 km de costa donde se extienden los centros de rehabilitación.
Muy cerca de los puertos terminales de las petroleras y centros de hidrocarburos.
La cantidad de centros de rehabilitación y la frecuencia con que se encuentran pingüinos empetrolados en la costa de la provincia de Buenos Aires sugiere que ésta es una de las principales áreas de contaminación por petróleo.
Sorprendentemente, hay pocas actividades petroleras en la zona, lo que indica que el petróleo proviene de otras actividades marinas muy cerca de las ciudades-puerto y se extienden hasta el sur”, agrega Dee Boersma quien desde 1982 estudia los comportamientos de los pingüinos en Punta Tombo, Chubut. La bióloga norteamericana es una censista sobre los hábitos y costumbres de estas aves marinas.
Según ella, la respuesta inmediata a la contaminación por petróleo es la rehabilitación. Pero ésta lleva tiempo y dinero y no siempre es completamente efectiva.
Algunos pingüinos rehabilitados en Africa, una década después del derrame siguen teniendo una baja tasa de reproducción y menor supervivencia.
Además, según los últimos estudios, sólo una fracción de los pingüinos afectados son encontrados y rehabilitados exitosamente.
Como los 23 ejemplares que a principios de este mes volvieron a su hábitar natural en Mar del Plata. Pero no todos corren la misma suerte: muchos sufren una muerte lenta por inanición o hipotermia.
Los magallánicos están poniendo huevos un promedio de tres días más tarde en la temporada que hace una década. Esa es la conclusión a la que llegó Boersma luego de años de estudios en Punta Tombo. “
Esto significa que las crías se adentran en el mar en momentos más inoportunos, cuando puede que no haya peces cerca de la colonia. Este tipo de pingüino está considerado casi en amenaza de extinción”, confirma la bióloga.
Además de las amenazas de petróleo, la realidad climática adversa ha conseguido esos cambios tajantes en los hábitos de las especies marinas.
Como las aves migran más lejos en busca de alimento, suelen encontrarse fuera de las áreas protegidas de Chubut.
Algunos de los pingüinos que etiquetamos para reconocer fueron ubicados hasta en Brasil. Cuando se encuentran en las aguas del norte de Argentina, Uruguay y Brasil, donde no se respetan tanto las normas sobre derrames de petróleo, tienen problemas”, agrega Boersma. El grupo más antiguo es el de Mar del Plata que comenzó a rescatar aves en 1980, lo que demuestra que el problema no es nuevo.
Las cifras son alarmantes: entre 1995 y 2005, más del 64% de las aves rehabilitadas fueron pingüinos de Magallanes, y su número fue mayor en Argentina que en latitudes septentrionales.
Muy cerca de los puertos terminales de las petroleras y centros de hidrocarburos.
La cantidad de centros de rehabilitación y la frecuencia con que se encuentran pingüinos empetrolados en la costa de la provincia de Buenos Aires sugiere que ésta es una de las principales áreas de contaminación por petróleo.
Sorprendentemente, hay pocas actividades petroleras en la zona, lo que indica que el petróleo proviene de otras actividades marinas muy cerca de las ciudades-puerto y se extienden hasta el sur”, agrega Dee Boersma quien desde 1982 estudia los comportamientos de los pingüinos en Punta Tombo, Chubut. La bióloga norteamericana es una censista sobre los hábitos y costumbres de estas aves marinas.
Según ella, la respuesta inmediata a la contaminación por petróleo es la rehabilitación. Pero ésta lleva tiempo y dinero y no siempre es completamente efectiva.
Algunos pingüinos rehabilitados en Africa, una década después del derrame siguen teniendo una baja tasa de reproducción y menor supervivencia.
Además, según los últimos estudios, sólo una fracción de los pingüinos afectados son encontrados y rehabilitados exitosamente.
Como los 23 ejemplares que a principios de este mes volvieron a su hábitar natural en Mar del Plata. Pero no todos corren la misma suerte: muchos sufren una muerte lenta por inanición o hipotermia.
Los magallánicos están poniendo huevos un promedio de tres días más tarde en la temporada que hace una década. Esa es la conclusión a la que llegó Boersma luego de años de estudios en Punta Tombo. “
Esto significa que las crías se adentran en el mar en momentos más inoportunos, cuando puede que no haya peces cerca de la colonia. Este tipo de pingüino está considerado casi en amenaza de extinción”, confirma la bióloga.
Además de las amenazas de petróleo, la realidad climática adversa ha conseguido esos cambios tajantes en los hábitos de las especies marinas.
Como las aves migran más lejos en busca de alimento, suelen encontrarse fuera de las áreas protegidas de Chubut.
Algunos de los pingüinos que etiquetamos para reconocer fueron ubicados hasta en Brasil. Cuando se encuentran en las aguas del norte de Argentina, Uruguay y Brasil, donde no se respetan tanto las normas sobre derrames de petróleo, tienen problemas”, agrega Boersma. El grupo más antiguo es el de Mar del Plata que comenzó a rescatar aves en 1980, lo que demuestra que el problema no es nuevo.
Las cifras son alarmantes: entre 1995 y 2005, más del 64% de las aves rehabilitadas fueron pingüinos de Magallanes, y su número fue mayor en Argentina que en latitudes septentrionales.
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