UN ATRACTIVO ÚNICO:LOS PINGUINOS DE PENACHO AMARILLO
A unos 20 kilómetros de las costas santacruceñas, cerca de Puerto Deseado, está la Isla Pingüino. Enigmáticamente, este pequeño promontorio es el sitio de reunión de los pingüinos de penacho amarillo. Un atractivo singular que atrae a turistas de todo el mundo entre septiembre y abril. Otro apostadero se ubica en las Islas Malvinas y hace poco más de 10 años se descubrió la colonia más grande de la especie en la Argentina, en la Isla de los Estados.
Puerto Deseado (PP). El pequeño barco salió de la ría de Puerto Deseado. Atrás fue quedando el puerto y los buques pesqueros que operan desde este punto de la geografía de Santa Cruz. El océano se mostraba azul, calmo, y a poco de salir a mar abierto, a la derecha empezó a recortarse la Isla de los Pájaros, un promontorio que forma parte de la Reserva Provincial Ría de Puerto Deseado, y donde anidan las más diversas especies de aves marinas.
Una vez superado este punto, la proa apuntó directamente al sur. En la cubierta un reducido grupo de turistas y de ornitólogos no ocultaba su ansiedad por llegar a destino: la Isla Pingüino, distante unas 11 millas marinas de Puerto Deseado y frente a la misteriosa bahía Oso Marino. A este sitio llegan a fines de septiembre los pingüinos de penacho amarillo para tener sus crías, y permanecen hasta abril, cuando se zambullen al mar rumbo al norte.
Este islote cercano a Puerto Deseado tiene el privilegio de constituirse en el único lugar de América accesible a los visitantes y a los científicos que quieran tomar contacto con esta curiosa especie.
Y año tras año, el número de turistas crece. Un faro en lo alto de la isla se recortaba en el horizonte. Por detrás de la Isla Pingüino, apareció otra formación más pequeña, plana y desprendida de ésta: la Isla Chata. A medida que el barco se aproximaba, comenzaron a aparecer los prismáticos en las manos de los viajeros, como una manera de acercar el momento de la llegada.
puerto Deseado (PP). El pequeño barco salió de la ría de Puerto Deseado. Atrás fue quedando el puerto y los buques pesqueros que operan desde este punto de la geografía de Santa Cruz. El océano se mostraba azul, calmo, y a poco de salir a mar abierto, a la derecha empezó a recortarse la Isla de los Pájaros, un promontorio que forma parte de la Reserva Provincial Ría de Puerto Deseado, y donde anidan las más diversas especies de aves marinas. Una vez superado este punto, la proa apuntó directamente al sur.
En la cubierta un reducido grupo de turistas y de ornitólogos no ocultaba su ansiedad por llegar a destino: la Isla Pingüino, distante unas 11 millas marinas de Puerto Deseado y frente a la misteriosa bahía Oso Marino. A este sitio llegan a fines de septiembre los pingüinos de penacho amarillo para tener sus crías, y permanecen hasta abril, cuando se zambullen al mar rumbo al norte.
Este islote cercano a Puerto Deseado tiene el privilegio de constituirse en el único lugar de América accesible a los visitantes y a los científicos que quieran tomar contacto con esta curiosa especie. Y año tras año, el número de turistas crece. Un faro en lo alto de la isla se recortaba en el horizonte. Por detrás de la Isla Pingüino, apareció otra formación más pequeña, plana y desprendida de ésta: la Isla Chata. A medida que el barco se aproximaba, comenzaron a aparecer los prismáticos en las manos de los viajeros, como una manera de acercar el momento de la llegada.
El espectáculo de unas 250 familias de pingüinos de penacho amarillo Un viejo faro abandonado rodeado de una construcción que nunca llegó a terminarse, son las huellas humanas en la Isla Pingüino. Allí se radicó una factoría lobera que no funciona desde hace décadas. En los alrededores existe una importante colonia de lobos marinos de un pelo, conviviendo con elefantes marinos.
La isla, además es la que contiene la mayor población de skuas de toda la costa atlántica, y el espectáculo de sus zambullidas vertiginosas en el agua, asombra. Hoy se constituye en la Reserva Provincial Isla Pingüino, una de las áreas naturales protegidas por la provincia de Santa Cruz. Este es el sitio que los pingüinos de penacho amarillo eligieron para nidificar y cuidar a sus crías. Entre los roqueríos y hasta una altura considerable dentro de la isla, pueden observarse sus nidos, atentamente cuidados por alguno de los adultos de la pareja.
Unas 250 familias comparten la isla. Su apariencia es curiosa. Miden unos 55 centímetros de alto y pesan unos tres kilos y medio, pero la característica más saliente es una ceja de plumas intensamente amarillas que enmarcan sus ojos de un rojo profundo. Indudablemente resultan llamativos. Pese a que naturalmente irradian simpatía, hay que tener precauciones al visitar la pingüinera de la isla, ya que ante cualquier presencia inhabitual, los pingüinos de penacho amarillo se convierten en agresivos y utilizan su pico para alejar cualquier alternativa de riesgo.
Y los picotazos disuaden tanto a las aves predadoras como a los turistas. Estas aves se alimentan de krill, pulpos, crustáceos, plancton, calamar y todo tipo de peces pequeños. Los pingüinos de penacho amarillo se constituyen en una verdadera rareza, y la Isla Pingüino es el único sitio de la costa atlántica accesible para los turistas que quieran tomar contacto con ellos. También hay una importante colonia en las Islas Malvinas, donde se relevaron 115.000 nidos, y dos en la Isla de los Estados.
En este último punto hay dos asentamientos, el de la bahía de San Juan de Salvamento, hacia el este, con unos 7.000 nidos, y otro descubierto hace poco más de diez años en bahía Franklin, que es la mayor colonia de todas, reuniendo 167.000 nidos. En algunos fiordos del sur de Chile también han establecido sus puntos de nidificación y cría, y sólo en un escaso puñado de lugares del planeta han hecho lo mismo: en las islas de Tristán da Cunha, y las islas de Saint Paul y Amsterdam, en las Islas del Príncipe Eduardo, las islas Crozet, las islas Kerguelen, la isla Heard, la isla Macquarie, la isla Campbell, en Nueva Zelanda y en las Islas Antípodas.
El nombre "pingüino" se relaciona con el de Puerto Deseado Los primeros europeos en ver pingüinos probablemente hayan sido los tripulantes de la expedición portuguesa de Bartholomeu Dias de Novaes en 1487, en oportunidad de llegar al sur de Africa, pero la primera documentación sobre avistajes corresponde a la expedición, también portuguesa, de Vasco da Gama de 1497, cuando describieron a los pingüinos observados en la costa austral del continente africano. En las costas patagónicas, los expedicionarios de Magallanes fueron los que tuvieron ese privilegio en 1520.
El cronista Pigafetta llamó "ocadas" a esas aves, pero años más tarde, la presencia de los corsarios ingleses hizo que ese nombre cambiara. En la obra de Diego Bigongiari "Las mejores crónicas marinas", se sostiene que "los pingüinos fueron llamados así por la gente de Drake y Cavendish, porque la palabra deviene del galés "pen- gwyn", que significa cabeza blanca". Lo más probable es que el origen de la palabra se deba a los tripulantes del corsario
Cavendish, que mayoritariamente hablaban el galés. Ahora bien, el nombre de Puerto Deseado se debe a Cavendish. Fue este navegante quien bautizó así al puerto natural, cuando recaló allí en 1586. "Desire" era el nombre de su nave.
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